Lima: A la hora de la verdad
Por: Javier Diez Canseco
De las más sucias, la campaña del referéndum revocatorio se definirá en 15 días. A pesar del descarado boicot del JNE y Jurados Especiales, a efectos de impedir que el Municipio pueda defenderse de la acusaciones y mostrar las obras que realiza; a pesar de la andanada de calumnias de la prensa de la derecha bruta y achorada (DBA), el repunte del NO es absolutamente obvio. Nadie niega el empate técnico con una firme tendencia en favor del NO.
Mientras las fuerzas del NO suman sectores del centro, izquierdas, y sectores empresariales y de derechas, así como trabajadores y sectores populares, en el campo del Si –liderado por el alanismo y su socio Castañeda– se suman insultos, agresiones y defecciones de oscuros personajes, como Nidia Vílchez y Ma. Del Carmen Barragán, marcadas por graves casos de corrupción, violación de derechos humanos y abuso de autoridad, y por el –inusitado– mutismo de Alan y la desesperada aparición de Castañeda.
El APRA no puede ocultar sus serios vínculos con el fraude de la empresa israelí Global CST LTD., en el que intervino el audaz lobista aprista Garrido Lecca. Más aún busca cubrir la campaña por vacar a Toledo en el 2004-5, e intenta defender a su jefe en la Megacomisión que investiga su oscura gestión.
Lo electoral es siempre volátil en el Perú. Nada está dicho hasta el día del voto. Y Hugo Otero, ilustre publicista chileno-peruano, cabeza de campaña y brazo derecho de García, es especialista en ello. Recordemos el 90, una campaña respecto al shock, que afectó duramente a Vargas Llosa. O la victoria de García en el 85 que bien mereció una temporada en la embajada peruana de París.
Resulta pues indispensable multiplicar la relación con la población de Lima especialmente con los sectores más pobres. Hay que contrastar la obra de Castañeda: escaleras y obras menores con los grandes desafíos que enfrenta la gestión de S. Villarán para resolver problemas que, más allá de escaleras, va a resolver problemas claves de transporte y de abastecimiento mayorista de la ciudad que se reflejan en una mejora concreta en la calidad de vida de las limeñas y limeños.
A ello hay que agregar el esfuerzo por mejorar la atención en salud y servicios de educación y complementos alimenticios en zonas pobres, rediseñando la relación entre Sisol y los centros educativos de estos sectores, al igual que el impulso a la atención preventiva.
Este es el área en que las fuerzas de izquierda pueden desarrollarse con más empeño y firmeza para que la organización y cooperación entre los sectores populares sea promotor y garante de estos cambios.
Debemos enfatizar también el trabajo cultural y deportivo y la promoción de capacidades organizativas de jóvenes y niños. Construir una ciudad donde todos, independientemente de las opciones ideológicas, religiosas, sociales o de identidad sexual, coexistan civilizadamente, respetando sus diferencias y afirmando el compromiso por Lima.
El programa Barrio Mío que apunta a mitigar el riesgo en la ladera de los cerros, zonas muy vulnerables a desastres y en los que viven cientos de miles de personas, constituye un proyecto importante, igualmente el desarrollo de un programa metropolitano de vivienda popular puesto en marcha meses atrás con el movimiento de los Sin Techo de Lima, asumiendo una iniciativa que Castañeda nunca encaró, mientras sus parcelos realizaban oscuros y jugosos negocios como los de Comunicore.
Este 17 es nuestra cita con la verdad y con Lima, es un nuevo momento de definición entre el retorno de una cúpula corrupta y el esfuerzo de mantener una gestión ética y con sentido social.